Por fin se disipan, las dudas
como el rocío al sol,
desaparecen espontáneas,
lanzándose al aire.
El dolor del latido
se irá oscureciendo,
absorbido por el tiempo.
Lejos del control hallaré la flor en mi,
disueltos los círculos
qué me ataban a la indiferencia.
Lejos, hallaré mi voz…
Apagada como una llama,
con las yemas de los dedos.
Qué no se enteren,
las poderosas féminas,
incautas de pura soberbia
qué bailarán ahora esos mismos pasos
y serán silenciadas,
como tantas otras
qué ya os bailaron.
Sigan simulando sonrisas
dando vacío en susurros,
para recibir los sacrificios,
qué tiraniza el desprecio.
No se equivoquen,
nadie florecerá sin primera vez,
(con el amor puro
qué brindaban mis labios…)
Mas tarde sólo hallarán
un mal disimulado vacío.
Tal como el ego,
que niega las primaveras,
(Temiendo equivocarse)
Cuando lejos de la luz,
hace tiempo que viraron.
El maquillaje que impregna
hoy su aliento,
solo disuelve las huellas de su magia.